¿Cómo hacemos con el frío en tiempos de Pandemia?

VENTANA 1:  Presentación

Se acerca el invierno. El frío estará presente en todo el territorio nacional. No es una posibilidad. Sucederá. 

En algunas regiones, ya comenzaron las bajas temperaturas y se van a acentuar.

Al complejo debate sobre presencialidad en pandemia se agregará la problemática del frío. 

Como todos saben y como muchos dicen, el frío no es una novedad: Siempre hemos enseñado y aprendido con frío en el invierno.  Lo que sí resulta diferente es tener que enfrentar una pandemia con ventilación cruzada y frío en simultáneo.
Antes de seguir una aclaración fundamental:  

Desde Fundación VOZ hemos sostenido desde el principio de estos debates, que, cuando estamos en “semáforo rojo” (alto nivel de contagios en esta segunda ola), no debe haber presencialidad. Los últimos estudios van demostrando clara y duramente que los contagios de COVID se producen por una compleja conjunción de causas. La escuela es una de ellas. La movilidad es otra. Pero hay que sumarles más. 

Por eso creemos que, con “Semáforo rojo” no debe haber clases presenciales.

Pero, afortunadamente, en el país, no todos los territorios están en esta situación. Hay una parte importante del territorio nacional en la que el semáforo está en “amarillo” o en “verde”. En todas estas zonas, igualmente, debemos ir a las escuelas con protocolos de cuidados, en grupos “burbujas”, con horarios acotados y con ventilación cruzada en las aulas.

Pero llegará el frío. O ya ha comenzado a llegar.

Por eso, desde Fundación VOZ estamos intentando anticiparnos a estas situaciones y pensar posibles alternativas basadas en las experiencias que van desarrollándose en las escuelas. 

Escuchando, observando, acompañando.

Queremos ir compartiendo estas búsquedas y ponerlas al servicio de las escuelas y de todo el sistema educativo. 

Nadie tiene recetas mágicas. No las hay. 

Pero sí hay ideas, propuestas, intentos y búsquedas.

El frío se nos viene. No es algo que puede pasar. Pasará. Y si no pensamos en respuestas posibles, la situación nos tomará de sorpresa y podemos perder oportunidades de hacer mejor las cosas.

Compartamos lo que vamos probando y aprendiendo. Para el bien de todos y todas. Para que la presencialidad educativa no sea declamada como un bien pero no sea realmente cuidada desde la experiencia y las prácticas educativas. 

VENTANA 2: “Abrigar para Educar”

Nuestra propuesta es pensar juntxs. Y, por eso, estoy recibiendo ideas y sugerencias que vienen de muy diferentes lugares. Del país la mayoría pero también algunxs que nos escriben de otros países.

Cuando hace frío, es necesario abrigarse.
Pero abrigarse es bastante más que ponerse mucha ropa encima, aunque ese es un método que la humanidad ha aprendido a desarrollar desde siempre. 

No se puede pensar en enseñar y aprender solo aguantando el frío. Es necesario “abrigarse”. 

Este abrigo puede comprender diferentes dimensiones: 

Por una parte está el abrigo que puede dar el edificio escolar. Aquí entra en cuestión todo lo que tiene que ver con la calefacción en tensión con la ventilación. 

En segundo lugar está el abrigo que puede proveer la indumentaria u objetos textiles diversos (capas, mantas, frazadas…)

En tercer lugar, tenemos el abrigo relacionado con aumentar la energía corporal a través del movimiento y el ejercicio físico.

En cuarto lugar, está el abrigo calórico que provee una adecuada y conveniente alimentación. 

En quinto lugar, está el abrigo que provee el sol mismo.

Es importante que pensemos muy bien en todos estos aspectos y que vayamos dando respuestas inteligentes según nuestras posibilidades y recursos de cada territorio y realidad escolar. 

No nos cansaremos de repetir que “no hay respuestas únicas ni soluciones mágicas”. Pero si buscamos alternativas es posible que encontremos mejores posibilidades para enfrentar el frío que se nos viene en tiempos de pandemia. 

(Gracias Cecilia por ayudarnos a pensar en clave de abrigo). 

VENTANA 3: Ventilación y calefacción

Como señalábamos en la ventana anterior, pareciera ser que la “clave” para enfrentar el frío en las escuelas es imaginar “una escuela que abrigue”. 

Hablemos entonces de infraestructura escolar. 

No es novedad que el estado de nuestras escuelas en todo el país es, lo menos, muy desparejo. Los que hemos tenido la gran fortuna de conocer muchos territorios de nuestra patria, lo sabemos bien. Hay escuelas que están en estado casi inmejorable y otras que dan vergüenza. Y no siempre se trata del aspecto externo de la escuela. La escuela donde perdieron la vida Sandra y Rubén, en el partido de Moreno  (Gran Buenos Aires) no era de las que hubiesen sido consideradas en peor estado … sin embargo, una pérdida de gas la transformó en una trampa mortal para una docente y un auxiliar. Solo un milagro evitó que la tragedia no fuera mucho mayor. 

Un problema muy extendido tiene que ver con el estado de los baños y la provisión de agua. Requerimientos indispensables para el funcionamiento de cualquier establecimiento educativo. 

En estas condiciones, muchas escuelas están enfrentando la actual pandemia y  por supuesto se requiere inversión urgente para subsanar estos gravísimos déficits que son casi estructurales de nuestro sistema educativo.

Pero, más allá de esto, necesitamos hablar de otra cuestión que se vuelve hoy urgente. Los protocolos indican que hay que ventilar las aulas con ventilación cruzada y, al mismo tiempo, se nos viene el frío. ¿Qué es posible hacer? De eso venimos hablando en estas ventanas y lo seguiremos haciendo en las siguientes.

Las respuestas que se están dando en nuestras escuelas -y que se dieron en otros países- son diferentes. 

Nuestra intención aquí es compartir lo que vamos escuchando y nos van relatando docentes y directivos. No solo de nuestro país También de otros que ya han pasado por el invierno en pandemia. 

Atendamos a los que nos comparten. 

Algunos nos señalan que dejan abiertas unos centímetros las ventanas “cruzadas” para que haya corriente de aire, durante todo el tiempo de clases. 

Otros optan por acortar la duración de las clases (20 a 30 minutos), mantienen cerradas las ventanas durante ese tiempo, y, al finalizarlo, hacen salir al patio a todxs lxs estudiantes y ventilan durante 10 minutos el aula con ventanas y puertas totalmente abiertas. 

En un caso, nos cuentan que, cada 30 minutos, tocan dos timbres, para que les docentes abran todas la ventanas del aula por cinco minutos y luego las cierran o “entrecierran” por otros treinta minutos de clases.

Algunas escuelas han conseguido -en general con gestión de las propias cooperadoras escolares o de las familias- medidores de CO2 que permiten observar la saturación del aire para abrir ventanas cuando estos aparatos señalan que es necesario hacerlo. 

También nos han dicho que, cuando se trata de calefacción que no consume oxígeno (lozas radiantes o radiadores) la misma se mantiene encendida, aún cuando están abiertas las ventanas.

Un docente de España nos contaba que, ante la falta de políticas e instrucciones claras, en algunas regiones cada escuela hacía lo que consideraban mejor y esto había producido que algunos estudiantes llevaran sus estufas eléctricas desde sus casas y las usaran “casi” en forma personal durante la jornada escolar. Parece una locura, pero eso también sucedió…

Las recomendaciones también llegaron a algunas escuelas a través de manuales o instructivos digitales que iré compartiendo en el FB de Fundación VOZ para aquellos que tengan interés. 

En fin, es una cuestión compleja. No hay una sola respuesta.

Otra indicación importante es que, para no enviciar el aire rápidamente, no hay que hablar mucho en voz alta. Ni docentes ni estudiantes. Esto marca una diferencia importante en el consumo de oxígeno. Algo a tener en cuenta…

Pero tratar de ventilar lo mejor posible los espacios sigue siendo la recomendación más extendida. Aún debiendo soportar el frío cuando esto es posible y razonable, claro. 

Por ello se vuelve importante pensar en estrategias que permitan hacerlo en mejores condiciones.
Son otros desafíos que consideraremos en próximas ventanas. 

VENTANA 4: Abrigarse es también… moverse.

Cuando preguntaba a docentes y directivos cómo estaban pensando enfrentar el frío intenso y, simultáneamente respetar los protocolos de cuidado anti COVID, pude escuchar ideas muy interesantes. 

Hoy quisiera destacar una que recibí de una educadora: “¿Qué hacen los niños cuando hace frío y van a una plaza? Juegan, se mueven, tratan de estar al sol.”

A partir de ese comentario, fui varios días a una plaza cercana a mi casa para observar a niñes que juegan allí habitualmente.

Es totalmente cierto y cualquiera de nosotros lo puede comprobar:  La actividad física es una de las mejores maneras de combatir el frío. La clave es “moverse”.

Fui encontrando en varios instructivos desarrollados en diferentes países  recomendaciones en este sentido. 

Cuando hace mucho frío, la recomendación es, si es posible, hacer actividades en movimiento y, mejor aún, hacerlas al sol.

Pero es importante que estas actividades, si son enérgicas, no se hagan dentro de las aulas, porque se consumiría mucho oxígeno y aumentaría el riesgo de que el aire no se renueve lo suficiente. 

Algunas escuelas nos cuentan que los profesores de educación física, proponen actividades aeróbicas al comenzar las clases diarias para elevar la temperatura corporal. 

En todo caso, es importante, en la medida de lo posible, evitar que en los días con mucho frío, las propuestas educativas sean extremadamente pasivas. Sentar a les estudiantes en un banco a copiar, escuchar o escribir… no parece una actividad recomendable para estas jornadas. 

Algunos me han dicho que en las escuelas no hay muchas posibilidades de hacer actividades al sol. 

Insisto en que se debe ser creativo y cooperativo. Las escuelas deben buscar alternativas articulando con su comunidad para el uso de espacios nuevos que permitan responder a estas exigencias excepcionales. 

En algunos lugares, las escuelas podrían pedir autorización para cortar la calle que esté delante del establecimiento para que se utilice como un gran espacio abierto y al sol mientras dure la reducida jornada escolar. 

Esto no es posible en todos los casos. Pero ninguna solución ni idea lo es. Hay que buscar respuestas que se adapten a las distintas posibilidades. 

Estar al sol y moverse, es también abrigar. Y cuando hace mucho frío, la escuela deber ser lugar de abrigo. 

Compartimos aquí un instructivo elaborado en España para entender mejor lo referido a la ventilación de las aulas.  Es muy recomendable su lectura:  

VENTANA 5: Decisiones que abrigan. 

Tal como venimos compartiendo en estas ventanas, la clave con el frío es “abrigar”. Y, en cada una de ellas, intentamos mostrar cómo se puede abrigar de distintas maneras. 

No solo cubriendo el cuerpo con ropa que permite guardar el propio calor sino además de otras maneras.

También se puede abrigar con buenas decisiones.

Algunas normas o indicaciones adecuadas, también pueden cuidar del frío. 

Esto exige, a quienes se ha otorgado la capacidad de tomarlas, ser también ingeniosxs, creativxs e inquietxs en conocer cuáles pueden ser buenas posibilidades alternativas.

A veces, como se suele decir, *es necesario pensar “por fuera de la caja

Solo daré aquí un par de ejemplos, porque lo importante aquí es invitar a pensar en la propia realidad cuáles pueden ser decisiones diferentes. 

Una buena decisión, puede ser, en cierto momento determinado, empezar la jornada escolar un poco más tarde. 

Es muy diferente comenzar a las 7.30 de la mañana que comenzar a las 9.30. Por supuesto que esto tiene una serie de complicaciones que no desconozco. De todo tipo. Posiblemente no sea posible hacerlo en todas las escuelas ni en todos los territorios. Pero puede ser una buena decisión en algunos contextos en el que esto sí es posible.

Otras decisiones podrían tener que ver con cierta estrategia inteligente respecto del calendario escolar. Las “vacaciones de invierno” podrían, este año en el que atravesamos una situación excepcional, estar sobre todo ligadas a manejar el tiempo más frío y poder hacer uso de esos días de receso, en los momentos en que sea más conveniente hacerlo y no cuando se fijan teniendo en cuenta otras cuestiones, como por ejemplo al turismo, que este año parece bastante lejano y hasta inconveniente. 

Otorgar a lxs directivxs de las escuelas cierta capacidad de decidir cuándo se utilizarán estos días como interrupción de la presencialidad, puede ser una “decisión que abrigue”. 

Por supuesto que, como ya dije, estas decisiones son sin duda polémicas. Afectan distinto tipo de intereses y, en algunos lugares y situaciones, pueden ser inconvenientes o imposibles de tomar.  

El punto aquí es animarnos a pensar cómo hacemos para que los momentos más fríos del año, no imposibiliten aún más la presencialidad escolar en estos tiempos tan complejos. 

Sin resignarnos a creer que lo único que podemos hacer es cubrir de más ropa a lxs estudiantes en aulas congeladas…

Como siempre, *lxs invito a compartir sus propias decisiones ingeniosas y valientes*, que nos van mostrando los caminos por los que es posible transitar, en medio de tantas neblinas e incertidumbres. Decisiones que buscan abrigar en tiempos fríos de pandemia. 

*VENTANA 6: Alimentarse también es abrigarse.* 

Como ya mencionamos en una de las ventanas anteriores, la cuestión de la alimentación también resulta muy importante cuando consideramos estas cuestiones.

Al hacer la consulta a docentes y directivos, varixs nos expresaron su preocupación por la cuestión. Poder brindarles a les estudiantes algo caliente en los días de mucho frío, marca una diferencia importante según la experiencia de muchos de ellos. 

Al respecto, una docente nos escribía:  “Si tuvieran la posibilidad de comer en la escuela no sentirían tanto el frío y la taza de té o leche con alguito más calentaría la tarde. No creo que alguien se enferme por servir o tomar/ comer estas cosas en la escuela. Con el protocolo que hay y todo (el barbijo, guantes y máscara) no creo que haya riesgos de contagio (sino como es que sigue funcionando la.gastronomía) y que cada pibi se lleve su plato y vaso y coman en su aula en su lugar remarcado. No cambiaría ese tipo de organización protocolar pero a ellxs si les cambiaría el día a día. Con la panza llena, el cuerpo caliente y elcorazón un poco más contento, se puede pensar.”

Encarar este aspecto tiene al menos dos cuestiones que son importantes para ser tratadas. 

Primero: ¿Se puede dar algo de tomar o de comer en las escuelas en tiempos de “burbujas”?

Segundo: ¿Cómo se debe considerar la cuestión alimenticia en momentos de grandes crisis?

Respecto de la primera pregunta, decidimos recurrir a una especialista para conocer su opinión.  La *Dra. Gabriela Piovano* es médica infectóloga en el hospital Muñiz y en estos últimos tiempos es una referencia muy importante en varios medios de comunicación por su estilo directo, claro y sencillo para todas las personas.

Nos pareció que era una profesional a la que debíamos consultar acerca de esta cuestión. 

Por ello le hicimos llegar algunas preguntas que tuvo la generosidad de respondernos muy rápidamente. 

*Queríamos saber si era posible poder brindarles a les estudiantes una taza de mate cocido o té, principalmente en los días de mucho frío.* 

La Dra. Piovano nos dijo que sí, siguiendo una serie de recomendaciones que comentamos a continuación. 

“Es muy importante que el personal del comedor que prepara los alimentos, utilice siempre la mascarilla y los barbijos -bien colocados- y guantes cuando está desarrollando esas funciones. 

La vajilla que se vaya a utilizar se la puede lavar en agua fría con las tres gotitas de lavandina por litro y dejar reposar al menos media hora. 

Lo que no se debe hacer es que un chico tome del vaso del otro. Pero podrían usarse las tazas que cada uno trae de su casa y luego lavarla de la manera que indicamos. Para ello cada taza debería llevar el nombre de cada estudiante marcado de alguna manera. Con esmalte, por ejemplo.Y luego darle los dos lavados. El primero con detergente y el segundo con lavandina.

La clave es que los chicos no mezclen las tazas, es decir que no tome uno de la taza del otro.”  

Pero fue muy clara en afirmar que, *“en áreas en donde hay circulación comunitaria del virus, no debería volverse a la presencialidad en las escuelas. Ella no lo recomendaría.”*

El segundo aspecto a considerar es sobre la alimentación en sí misma. Sabemos que en una Argentina con más de la mitad de lxs niñxs y adolescentes por debajo de la línea de pobreza, la cuestión alimentaria está atravesando por una grave crisis en muchísimas familias. Sabemos de muchxs niñxs que se están alimentando realmente mal y, tristísimamente, pasan días con hambre. Miles de familias viven en la calle y otras, aún con changas o trabajo, no están alimentándose bien.
Los comedores escolares están cerrados y no han sido reemplazados por comedores barriales o comunitarios en cantidad y alcance similar. Las “bolsas de alimentos” que se entregan, no siempre tienen en cuenta la variedad alimenticia necesaria. 

Quien no está bien alimentado siente más el frío. Quien llega a la escuela sin un buen desayuno, tiene muchas menos posibilidades de resistir las bajas temperaturas y, además, no enfermarse por ellas. 

Por tanto, si queremos que nuestrxs niñxs y adolescentes vayan a la presencialidad en días de frío, y tengan además que permanecer en aulas ventiladas, deberemos considerar la manera de que puedan recibir alimentos con muchas calorías y no solo hidratos de carbono para sentir saciedad en sus “panzas”. 

Alimentarse bien es abrigarse por dentro. Procurando una buena alimentación, defenderemos el derecho a la educación. 

VENTANA 7: Bonus: Más estrategias para tener en cuenta. 

Llegamos al final de esta serie de ventanas que nos permitieron encontrar para reflexionar y compartir sobre diferentes estrategias a fin de encarar el gran desafío de prepararnos para cuando sea posible la presencialidad y -al mismo tiempo- haga frío. 

El frío ya llegó a distintas partes de nuestro país aunque, lamentablemente, han aumentado tanto los contagios que no hay prácticamente lugares en donde sea posible sostener hoy la presencialidad (27 de mayo de 2021). 

En el marco de esta secuencia hemos podido realizar un encuentro en donde el Físico Dr. Jorge Aliaga, quien ha venido investigando y monitoreando muy estrictamente sobre el desarrollo de la enfermedad en el país, nos ha dado claves importantes respecto de la temática que nos ha convocado.

Hoy sabemos que la gran vía de contagio del COVID 19 son los “aerosoles” (minúsculas gotitas que expulsamos al respirar que pueden llevar el virus).”  “Estas partículas entran a nuestro cuerpo por la nariz, la boca o los ojos y de allí se alojan en las células del aparato respiratorio.” (Es importante destacar que hasta bastante avanzada la pandemia, la Organización Mundial de la Salud no aceptaba esta interpretación.)

Por ello, hoy sabemos que es fundamental una ventilación que permita una rotación y renovación del aire en los lugares cerrados (aulas) en donde se esté dando clase. Y, además, un cuidado especial para que las actividades que allí se desarrollan no produzcan en exceso nuestro CO2. 

La circulación de aire buscada puede darse de manera natural pero también “forzada” con ventiladores que ayuden a moverlo más rápidamente. 

Un aula “habitada” produce calor y, si hay frío fuera, las corrientes de aire se producen incluso más fácilmente.

En este sentido Aliaga nos recomendó que, de ser necesario, mantengamos las estufas encendidas aunque las ventanas estén abiertas. Aunque estén solo entornadas porque el aire circula cuando producimos corrientes cruzadas.

Seguramente hoy debemos sacrificar eficiencia energética para cuidar la vida y el calor

Nuestro gran amigo y pedagogo catalán Pepe Menéndez nos decía al respecto que en algunos lugares se había ensayado en las escuelas algo similar a los sistemas de calefacción “al aire libre” que poseen muchas cafeterías y bares, que funcionan muy bien. No todas las escuelas cuentan con los mismos recursos ni están en las mejores condiciones, pero igualmente es importante considerar todas estas posibilidades. 

También, como señalamos en alguna ventana anterior, puede ser muy recomendable el uso de medidores de CO2 para permitirnos comprobar la calidad del aire que hay en un aula “ventilada” y si es necesario en algún momento que esté más aireada, recurrir a cortes o recreos en donde las ventanas se puedan abrir más ampliamente y así renovar el ambiente del lugar. 

Un material importante que compartimos aquí es la Guía para ventilar la escuela, que podrás encontrar en este link:  https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/guia_para_ventilar_la_escuela.pdf 

Podrás hallar información importante sobre estas cuestiones ligadas a la renovación del aire en el sitio “Ventilar” que hoy nos propone el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. 

https://www.argentina.gob.ar/ciencia/unidad-coronavirus/ventilar

Otro aspecto que hemos tratado sólo tangencialmente es el relativo a la indumentaria. Cuando hace frío y hay que estar en lugares ventilados, necesitamos estar bien abrigados. Sin querer caer en obviedades, sí llamamos la atención sobre lo que algunxs docentes nos expresaron: Hay niños y adolescentes con grandes carencias respecto de sus posibilidades de contar con ropa de abrigo suficiente. Destacamos el compromiso de muchas cooperadoras escolares para encontrar estrategias que permitan enfrentar esta situación, lo mismo que Centros de Estudiantes de muchas escuelas. No pocos docentes nos han dicho que organizan campañas para conseguir desde calzado, pulóveres, gorros o guantes. Esto no hay que darlo por resuelto, porque no lo está. Hay muchos niños, niñas y adolescentes que viven en hogares con situaciones muy precarias y que no cuentan en estos momentos con abrigo suficiente. 

Creemos que la combinación de estrategias de ventilación, modificación y adaptación de horarios, aprovechamiento de espacios y actividades al aire libre, reorganización de las vacaciones de invierno, flexibilidad para generar normas adaptadas, reconocimiento de la capacidad local para la toma de decisiones, alimentación más cuidada y caliente, asistencia para contar con ropa de abrigo… mejorarán las condiciones y las posibilidades de enfrentar los fríos cuando estos sean más fuertes.  Esperamos que al irnos asomando a estas ventanas que hemos propuesto,  hayamos podido contribuir a reflexionar sobre algunas cuestiones que quizás parecen elementales, pero que no por ello no debamos volver a repensar en estos tiempos tan especiales que la historia nos ha exigido transitar. 

Gracias a tantos directivxs, docentes, especialistas, amigxs… que enriquecieron estas ventanas compartiendo sus experiencias, ideas, propuestas…

Abriguemos para poder educar utilizando todas las estrategias que tengamos a mano.